15.12.06

El Gran Oooh! - Lou Paget

Autoayuda para lograr buenos orgasmos, a él, a ella y a sí mismo. Me pareció excelente, sencilla y deshinibida. Contiene buenas ilustraciones, y hasta un apartado sobre las enfermedades de transmisión sexual. Les puedo asegurar que he comprobado algunas de sus propuestas, y la persona en cuestión ha quedado plenamente satisfecha. Tanto, que ya mira el libro para afanárselo.

La Mendiga - César Aira

Cuánto que publica este muchacho. Al principio el libro cae bien, la historia es interesante y entretenida. Cuando comienzan los delirios aireanos, como la guerra de enanos gárgolas, la novela inspira sentimientos simpáticos. Tal vez este tipo de cosas se llamen "renovación de la literatura", no lo sé. Pero después me perdí. No pude seguirle el rastro a la historia. Es cierto que estamos en diciembre, mis fuerzas no son las misma, tampoco mi intelecto. La cuestión es que tuve que dejarlo en la página 95. Tal vez más adelante recomience mi lectura desde el principio y goce mejor con ella. Creo que Aira es un buen escritor, aunque algo hemorrágico.

¿Qué haré cuando todo arde? - António Lobo Antunes

Un título precioso, amigos. Le entré al libro con todas las ganas, llevado por la inercia poética de un título tan bello. Los primeros capítulos (sólo llamados "capítulo"), cuando tomé nota de la forma inconexa del relato, me resultaron estilísticamente interesantes. Me dieron ganas de escribir cosas creativas e inconexas, con frases que se cortan a la mitad, o con párrafos de pie quebrado, recursos que Antunes derrocha. Pero más adelante me perdí. Ya no supe quién hablaba, de qué, cómo. ¿Mal de diciembre? Tal vez. Abandonado en la página 60.

La filosofía en el tocador - Marqués de Sade

Libro contundente. Pega con una sexualidad escatológica, y remata con una ideología pedante y reaccionaria. Para tener en cuenta las propuestas de Sade para terminar con la pobreza (¿ayuda social? no ¿enseñar a pescar? menos), un manual de crimen social. El capítulo donde se transcribe una proclama revolucionaria le sirve al autor para seguir denostando al pueblo. Y el final es de una grosería imperdonable, que recuerda un poco al final de La Playa, de Garland, donde un libro pasable se desbarranca en la más abyecta de las miserias literarias. Tal vez lo preocupante es la fascinación truculenta que despiertan estas historias. A veces se me erecta en medio de una escena de asquerosa sexualidad libertina. Qué le voy a hacer.

5.12.06

La década rebelde - Sergio Pujol


Se trata de un libro compendio. Una de esas obras cuya lectura nos sirve para quedar como cultos ante nuestros amigos y familiares. Una especie de "Rastros de carmín", de Greil Marcus, pero llena de personajes criollos. Echamos de menos una conclusión abarcadora, pues el final es abrupto. Es interesante ver cómo se reflejan en Argentina las corrientes culturales en boga en los centros del mundo. Los argentinos siempre nos las arreglamos para sentirnos insertos en aquellos lejanos y equívocos centros. ¿Tan hijos de puta somos que nunca nos interesamos por las corrientes culturales latinoamericanas? Ni siquiera sabemos qué pasa en nuestras provincias. Nunca se nos ocurrió investigar nuestro entorno, o ser, sencillamente. Por qué ser como ellos. Seamos, y listo.

Vértice - Gustavo Ferreyra


Realmente, un libro extraordinario. De lo mejor que he leído. Me encanta encontrarme con escritores argentinos tan buenos. La novela está a la altura de otras novelas criollas extraordinarias, como Los galgos, los galgos, de Sara Gallardo, y El pasado, de Alan Pauls. Personajes sólidos, situaciones verosímiles, en una ciudad que nunca hubiéramos querido soñar. Una ciudad sórdida, llena de pusilánimes y nazis mentales.
La verdad es que el libro me gustó. El final tal vez merecía un poco más de trabajo, pero no soy quién. Con él terminé semanas de lecturas insatisfactorias.
 
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